Debido al clima semiárido predominante, casi toda la actividad agrícola de la provincia de La Rioja depende del aporte de sus escasos y exiguos ríos, junto a los cuales se levantan todas sus poblaciones.
Los ríos de la provincia aportan caudales muy variables, y la mayor parte de ellos - con la notable excepción del río Vinchina - forman parte de una gran cuenca endorreica, que incluye además a la mayor parte de la provincia de Catamarca, parte del norte y noroeste de la provincia de San Luis, el extremo oriental de la provincia de San Juan, y el extremo oeste y noroeste de la provincia de Córdoba. Entre los más destacados encontramos el río Sanagasta, el Río Abaucán o Arauco, y otras corrientes menores.
El río Vinchina se forma con el aporte del río Jagüé, que nace en las faldas del Monte Pissis y del Cerro Bonete, y de otras corrientes menores, que bajan de la Sierra de Famatina. Al unirse con el río Guandacol, en el límite con San Juan, ambos forman el río Bermejo; el cual, tras algunos cambios de nombre, como río Desaguadero - después del aporte del río San Juan y río Mendoza - y mucho más al sur, río Salado, Chadileuvú y Curacó; en definitiva, tras casi 1.500 km de recorrido, desemboca en el río Colorado, aunque casi no le aporta caudal alguno.
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